Amarse a uno mismo

La respuesta es más simple de lo que parece y es uno de los secretos mejor guardados  de nuestro  tiempo. La importancia  de amarse  a  sí mismoUstedes pueden fruncir  el ceño  o  bajar  la  cabeza  desaprobando  esta  idea  pero  no  puedo  enfatizar  lo  suficiente  qué importante es cultivar un profundo romance con ustedes mismos. No recuerdo que me motivaran nunca a quererme a mí misma -de hecho, nunca se me hubiera ocurrido  hacerlo.  Se  piensa  comúnmente  que  eso  es  ser  egoísta,  pero  mi  ECM  me  permitió entender que ésta era la clave de mi sanación.

Cuando estaba en el estado ECM, todo se volvió tan claro para mí porque entendí que ser yo misma, es ser amor. Esta es la lección que salvó mi vida.  Entender  que  somos  amor significa entender que no hay separación entre tú y yo y si yo soy consciente que soy amor,  entonces  sé  que  tú  también  lo  eres.  Si me  amo,  entonces, automáticamente,  ¡siento  lo mismo por ti!. En mi estado ECM, comprendí que el universo entero se compone de amor incondicional y yo soy una expresión de él. Cada átomo, molécula, quark y tetra quark está hecho de amor. Yo no puedo ser otra cosa, porque esta  es mi esencia y  la de la naturaleza del universo entero. Aún las cosas que parecen negativas, son parte de un  infinito  e  incondicional  espectro de amor.  De hecho, la energía universal de la fuerza de la vida es amor y ¡yo soy energía universal! Entenderlo me hizo comprender que no es necesario que trate de ser alguien más, con el fin de ser valorada. Ya soy todo eso que podría intentar ser.

Cuando sabemos que somos amor, sólo  tenemos  que  ser  fieles  a  nosotros  mismos  y  nos  volvemos instrumentos de energía de amor, la cual toca a todos con quienes estemos en contacto. Ser amor también significa ser conscientes de la importancia de nutrir mi propia alma, cuidando de mis propias necesidades, sin ponerme la última todo el tiempo. Esto me permite ser siempre fiel a mí misma y tratarme con total respeto y amabilidad. También me permite ver aquello que podría ser interpretado como imperfecciones o errores, sin juicio, observándolos solamente como oportunidades de experimentar y aprender con amor incondicional.

La  gente  me  pregunta  si  es  posible  tener  demasiado  amor  propio.  ¿Dónde  está  el  límite,  me preguntan,  dónde  empieza  a  volverse  uno  egoísta  o  egocéntrico?  Para mí,  no  existe  esa posibilidad. No hay un límite.  El egoísmo viene de una falta de amor propio.  Nuestro planeta está sufriendo de eso, al igual que los seres humanos. También sufrimos de una búsqueda de seguridad exagerada, de  juicios y  de  condicionamientos.  Para  realmente  amar  a  alguien  incondicionalmente, tengo que sentirlo primero conmigo mismo. Yo no puedo dar de lo que no tengo. Decir que tengo a otro  mayor consideración que a mí misma,  no es real y significa que estoy simplemente actuando.

Cuando estoy siendo amor, no necesito que las personas se comporten de cierta manera para poderme sentir amada o para que yo  comparta mi  magnificencia con ellos. Ellos están automáticamente recibiendo mi amor como resultado de que yo sea mi ser verdadero. Y cuando no me estoy juzgando a mí misma, me siento de esa manera hacia los demás. En vista de esto, he aprendido que es importante no ser demasiado dura conmigo misma, si estoy experimentando retos. A menudo, el problema no es la causa del conflicto aparente, sino el juicio que  tengo de mí misma.  Cuando dejo de ser mi peor enemigo y  empiezo a amarme  más, automáticamente tengo  cada vez menos fricción con  el mundo a mi alrededor. Me vuelvo  más tolerante y acepto más

Cuando  desperté en mi ser infinito, estaba maravillada de entender que mi vida podría ser muy diferente sólo por el hecho de darme cuenta que soy amor y que siempre lo he sido. No tengo que hacer nada para merecerlo. Este entendimiento significa que estoy trabajando con la energía de la fuerza de vida, mientras que actuar para ser amorosa, trabaja en contra. Ser consciente de que soy amor fue la lección más importante que aprendí, permitiéndome soltar el miedo y esa fue la llave que salvó mi vida.

Cuando renuncié a aferrarme a la  vida física en mi fase terminal desahuciada por los médicos, no sentía que necesitaba hacer nada en particular para irme. Era  algo  parecido  a  decir; “bueno,  no  tengo  más  para  dar.  Me  rindo.  Tómame,  haz  lo  que  quieras  conmigo”.  En  ese  estado  de  claridad  instintivamente  entendí  que  yo  estaba muriendo a causa de todos mis miedos. No estaba expresando mi verdadero ser porque mis preocupaciones no  me  dejaban  hacerlo.  Entendí  que  el  cáncer  no  era  un  castigo  o  algo  por  el  estilo.  Era sólo  mi  propia energía,  manifestándose como cáncer porque mis  miedos no permitían que me expresara como la luz que era.

En  este estado  expansivo,  fui consciente de  cuán duro me había  tratado y juzgado a mí misma durante toda mi  vida.  Nadie me estaba castigando. Finalmente  había  entendido que  era  a  mí  a quien no había perdonado. Yo era a quién estaba juzgando, a quién había abandonado y a quién no había amado lo suficiente.  No tenía nada que ver con nadie más. Me vi a mí misma como una niña maravillosa del universo. Sólo por el hecho de existir, me hacía merecedora del amor incondicional. Me di cuenta de que no necesitaba hacer nada para merecerlo. Entendí que nunca me había amado a mí misma, ni  valorado, ni había visto la belleza de mi propia alma. Aunque la presencia incondicional siempre estaba para mí, sentía como si la vida física la hubiera, de algún modo, decantado o desgastado. Este entendimiento hizo que me diera cuenta que ya no había nada que temer.

Yo vi aquello a lo que tengo acceso -a lo que todos tenemos acceso. Y por esto hice una poderosa elección: regresar. Esta  decisión, hecha  en  estado  consciente,  fue  la  única  y  más  poderosa  fuerza  que  dirigió  mi regreso a pesar del coma y el fallo de mis órganos..  En el momento en que desperté de nuevo en mi cuerpo, supe que cada una de las células respondería a la decisión de regresar y que iba a estar bien. De  regreso  a  mi  ser  físico  en  el  hospital,  entendí  que  después de  todo  –todos  los  exámenes, biopsias y drogas- se llevarían a cabo para satisfacer a los demás a mi alrededor. Yo sabía que iba a estar bien. Mi infinito ser había  decidido  continuar  viviendo  y  expresándose  a  través  de  este  cuerpo,  así  que  nada  en  el mundo podría afectar esta decisión. Finalmente  permití  que  mi  verdadero  espíritu  brillara.  Era  capaz  de  estar  en contacto  con  quien  soy  de  verdad,  la  parte  de  mí  que  es  eterna,  infinita  y  abarca  el  Todo.  Me enfoqué más en la consciencia de ser. Tener  consciencia, sólo  significa  darnos  cuenta  qué  existe  y  qué  es  posible  –sin juicios.  El  Ser  consciente  no  necesita  defenderse.  Se  expande,  crece  y  puede  abarcarlo  todo, acercándonos al estado de Unicidad. Ahí es donde los milagros tienen lugar.

Por el contrario, las creencias sólo nos permiten aquello que consideramos creíble y descartamos todo lo demás. Mi ECM (Estado Cercano a la Muerte) era un estado de pura  consciencia, o  sea,  un  estado  en  el  cual  todas  las  doctrinas  y  dogmas  que  previamente sostenía, quedaron suspendidas.  Esto le permitió a mi cuerpo “reinicializarse”, por  sí mismo. En otras palabras, lo que se requería era una ausencia de creencias para mi sanación. Caí en cuenta que después de mi ECM soy muy poderosa con sólo soltar; con sólo desapegarme de mis creencias y de mi no creer, me abro a  todas  las  posibilidades.

Ahora puedo experimentar  una  claridad  interna  mayor  y  la  sincronicidad.  Siento  quel  mismo  hecho  de necesitar  seguridad  es  un  bloqueo  para  experimentar  mayores  niveles  de  consciencia.  Por  el contrario, el  proceso de  soltar  y abandonar  todas  las  ataduras a creencias  o  resultados, produce un efecto de liberación por catarsis que conduce a la sanación. El dilema es que para que la verdadera sanación ocurra, debo desapegarme de la necesidad de ser sanada y sólo gozar y confiar en el hermoso viaje que es la vida.

Fue  importante darme  cuenta  que  soy mucho más  que  mi  biología, que  soy  algo  infinitamente mayor.  Y  nuevamente,  quiero reiterar  que  ¡la  enfermedad  no  es  nuestra  culpa!  Pensar  de  ese modo puede  ser frustrante  para  cualquier persona que esté enferma. Estoy diciendo que nuestra biología responde a nuestra consciencia; nuestros hijos, animales y nuestros alrededores también lo hacen. Nuestra consciencia puede cambiar las condiciones del  planeta de una forma mayor de la que nos damos cuenta. Esto se debe a que todos estamos conectados -no me canso de repetirlo lo suficiente!.

Para mí, el primer paso para estar consciente es entender cómo la naturaleza quiso que fueran las cosas. Esto significa estar conscientes de nuestros cuerpos y nuestros alrededores y ser capaces de respetar  la  esencia  de  las  cosas, sin  exigir  que  sean  diferentes -y  esto  nos  incluye  a  nosotros mismos.

Anita Moorjani (Dying to be me – Muriendo para ser yo)

 

 

 

(Anita

1 comentario en “Amarse a uno mismo”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Finalidad: Gestionar tu consulta y eventualmente el envío de información de interés
Legitimación: es gracias a tu consentimiento.
Destinatarios: tus datos se encuentran alojados en mi plataforma de email marketing MailChimp.
Responsable:  Jose Ignacio Fernández San Martín
Derechos: Podrás ejercer tus derechos de Acceso, Rectificación, Limitación o Suprimir tus datos.

Ir arriba