La lección de la mariposa

Un día un hombre encontró un capullo de mariposa y observó que en el había un pequeño orificio. Se sentó y se entretuvo en observar mientras la mariposa luchaba durante varias horas para forzar su cuerpo tratando de pasar a través de agujero.

Pasó un largo rato observando los esfuerzos de la mariposa por salir al exterior, pero parecía que no hacía ningún progreso, como si hubiera llegado a un punto donde no podía continuar.

Apiadado, el hombre decidió ayudar a la mariposa, tomó las tijeras y cortó el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas.

El hombre continuó mirando porque esperada que en cualquier momento las alas se extenderían para poder soportar el cuerpo que, a su vez, debería deshincharse. Pero anda de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa pasó el resto de su vida con el cuerpo hinchado y una alas encogidas… ¡nunca pudo volar!

Lo que aquel hombre, con su amabilidad y apuro, no llegó a comprender es que el capullo restrictivo y la lucha necesaria para que la mariposa pudiera salir por el diminuto agujero, era la manera que utilizaba la Naturaleza para enviar fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar tan pronto obtuviera la libertad del capullo.

A veces el esfuerzo es exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas. Si DIOS nos permitiera pasar nuestra vida sin ningún obstáculo, nos paralizaríamos, no seríamos ta fuertes como podríamos ser y no podríamos volar!

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El malabarista se para en medio de la plaza y comienza a lanzar las tres naranjas que lleva, haciendo malabares con ellas. La gente se arremolina alrededor suyo y se maravilla de la gracia y elegancia en su movimiento.

“Así es como es la vida, más o menos” dice alguien.

Siempre tenemos una naranja en la mano y otra en el aire. Y es esa que está en el aire la que marca la diferencia. Fue lanzada con habilidad y experiencia, pero sigue su propio curso.

Como el malabarista, cuando comenzamos a realizar uno de nuestros sueños en el mundo, no siempre tenemos control sobre el mismo.

En esos momentos, tienes que saber como ponerte en manos de la Vida, del Universo, de Dios como quiera que lo concibas, y solicitar que, en su debido momento, el sueño siga su curso correctamente y caiga, completado, de nuevo sobre tus manos.

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