Salud

La Salud es según la Organización Mundial de la Salud el mejor estado de bienestar integral, físico, mental y social, que una persona pueda alcanzar y no solamente una ausencia de enfermedades mentales y físicas.

La salud real incluye la salud mental. La salud integral  requiere un equilibrio entre los factores físicos, biológicos, emocionales, mentales, espirituales y sociales, que permiten un adecuado desarrollo en todos los ámbitos de la vida. La salud mental se beneficia de una adecuada comprensión de la realidad. Una realidad multidiversa e interrelacionada.

Salud total

Son innumerables las personas que acuden a médicos y sanadores para cuidar su salud física.  Son bastantes menos los que acuden a ciertos profesionales para cuidar su salud mental.  Pero muy pocos los que acuden a quienes pueden ayudarles en el despertar a la conciencia de su Ser. Este Ser nunca está enfermo como el cuerpo físico y la mente, pero existe la necesidad de quitar los obstáculos para vivir el espíritu que somos. Ese es el trabajo de despertar a la realidad, a la vida del espíritu.

Quienes no se ocupan de su Ser profundo, no comprenden que la salud física y mental se beneficiará si nuestra conciencia del espíritu es lo patente y diáfana que debe ser para que las energías menos sutiles reciban la fuerza de la Fuente de toda salud.  Quienes viven obsesionados por una mejor salud física difícilmente llegan a vivir desde su espíritu. Desde el espíritu, cuerpo y mente se enriquecen, y mejoran  más que obsesionándonos con ellos. (D. Lostado)

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Nuestras actividades están dirigidas hacia la salud integral, que incluye la mental, y la conciencia de uno mismo.

 

LA SALUD Y LAS EMOCIONES (Dr. J. Carvajal)

¿Qué es la enfermedad? Es un maestro, una oportunidad para organizar una armonía superior en nuestra propia vida, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma? El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende. En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? Una gran parte de las enfermedades del ser humano vienen de lo emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, causa de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. El temor congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud? De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar. Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo. ¿Cómo nos afecta la ira? La ira es santa, es sagrada, es positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico…

La alegría es la más bella de las emociones. Es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia. ¿La alegría suaviza el ánimo? Sí, la alegría suaviza otras emociones, permite procesarlas desde la inocencia. Pone al resto de las emociones en contacto con el corazón. Les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen a la mente.

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo? Como parte para transformarlas. Cuando se aceptan fluyen, ya no se estancan, se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza. Sí, es difícil. Las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor). Todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra o apega, dependiente, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad? Somos creadores, la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.
¿Y si aparece la enfermedad? tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no llevaba una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida.

La ansiedad es un sentimiento de vacío, a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire…Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos muletas en los acontecimientos externos.  Cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta. ¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia? La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, sustancias o buscando un príncipe afuera.

La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. Viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos? La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior. Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad? Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos y confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo? Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. La felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión. Tenemos ilusiones enormes que nos confunden. Creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es sólo un intrumento que acaba con la muerte. Creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer.

El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora. El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama… Hay una gran confusión en nuestra cultura:

Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor… pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína o la marihuana, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme- El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad.

Pero a veces nos sentimos atados a un amor… Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero? Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti.
La clave entonces es amarse a sí mismo…Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de  transformación permanente.

Entrevista al Dr. Jorge Iván Carvajal (Médico pionero de la Medicina Bioenergética Marzo 2009)

 

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