Hay una contradicción interior en la mayoría de las personas, hacemos una división entre lo material y lo espiritual. La vieja oposición tierra-cielo, cuerpo-espíritu, no es sino una errónea insistencia en la dualidad evitando la integración y el equilibrio. Muchos de los sistemas de creencias se basan y enseñan, que el dinero es la raíz de lo que se identifica como el mal. Muchos que tratan de crear su vida a partir de la práctica espiritual, están aparentemente en un equilibrio inestable en términos de su supervivencia con respecto al dinero, entrando en constante conflicto con los temas financieros.Por ejemplo, nuestros pensamientos sobre el dinero (es malo, escaso, corrompe, etc.) se oponen a nuestra experiencia más frecuente (ayuda disponer de ello). Ambivalencia si somos sinceros, una parte de nosotros lo rechaza, y otra ansía tenerlo.
Muchas personas piensan que el dinero es malo al tiempo que piensan que lo espiritual es bueno. Por lo que en sus creencias ambos aparecen como incompatibles. Esto les hace difícil permitirse recibir por cualquier cosa que consideren buena. Existe una creencia subyacente que muchos comparten, que establece que el dinero es la raíz del mal. La verdad es que el dinero es neutro, es un medio de cambio, que sustituyo al trueque para hacer los intercambios más cómodos. En sí no es culpable de nada, otra cosa es para que se use, como el cuchillo o internet.
La mayoría de la gente trabaja para “ganarse la vida”, y no les importa ganar dinero por ello. Algo “malo” a cambio de algo “malo”. Por eso se produce la paradoja de que se paga abundantemente determinadas actividades o trabajos mientras otros servicios o profesiones de alto valor intrínseco reciben remuneraciones muy inferiores. A muchos les parece justo o aceptable que algunos deportistas, actores, cantantes, etc ganen fortunas, y al mismo tiempo critican o ven mal que personas dedicadas a la transformación y evolución del ser humano, base de la verdadera paz y felicidad, cobren sus servicios y puedan vivir dignamente. Es lícito vivir dignamente sirviendo a las causas más altas. Juzgar lo que se desconoce es perderse en la ignorancia del mundo aparente, es confundirse.
Paradójicamente, las personas que eligen vocaciones más altas tienden a ser mucho peor pagadas que quienes realizan otro tipo de trabajos. Se tiende a considerar que algo que es muy “bueno” y no digamos si es “espiritual” tiene un valor en términos de dinero menor. Todo aquello que tiene un alto valor intrínseco se espera valga poco dinero. Así en general, por ejemplo, el verdadero servicio espiritual, educador, transformador está peor pagado que las figuras del deporte, música, espectáculos, periodismo, o un abogado, médico, ingeniero, profesor, etc. Si alguien hace dinero en abundancia haciendo cosas buenas, inmediatamente resulta sospechoso o surge la duda. Muchos piensan que es incoherente o injusto hacer dinero así.
Existe un sistema de creencias que prevalece. Este sistema de creencia es “si es espiritual, debiera ser gratis o casi”. Es un error de este sistema de creencias, experimentando la total falta de reconocimiento y agradecimiento que crea en la vida de uno. Cuando nos apegamos a los desequilibrios de este sistema de creencias y creemos que lo espiritual, o cualquier otra cosa, debiera ser gratis, entonces el universo no tiene más elección que apoyarnos en esta creencia bloqueando la energía en trueque (dinero), para que llegue a nosotros, permaneciendo de esta manera alineada con nuestro sistema de creencias. Si hemos establecido que no necesitamos dinero para obtener saber y experiencia espiritual del Universo, el Universo cumple con nuestra creencia y cierra nuestra capacidad para manifestar dinero para esas cosas que nosotros decimos que no necesitamos dinero. En este aspecto, podemos ver que, cada vez que nos encontramos con un producto o servicio que se dice “gratis”, entendemos intuitivamente que en algún lugar alguien está pagando la cuenta, incluso en la naturaleza, para encontrar algunos paisajes o ambientes, algo ha tenido que suceder para recrearlo.
Muchos bloquean el flujo natural de abundancia porque de alguna manera sienten que hay más dignidad, honor y nobleza en el desarrollo y el aprendizaje a través de la escasez, la lucha. Tratando de alcanzar la “aprobación” y el cielo a través del sufrimiento. La creencia fundamental que necesitan cambiar es la creencia de que necesitan hacer o ser algo para poder recibir amor Universal y abundancia. Lo que se requiere es que se amen y se respeten a si mismos y que no esclavicen con algo solamente porque “se debería” hacer así, o porque es más “espiritual”.
Por lo tanto, todos los productos y servicios con algún valor estarán sujetos a algún intercambio de energía, siendo el dinero de momento la forma más cómoda conocida de intercambio. Criticar o juzgar por las apariencias o por la validez o moralidad de la causa conduce al viejo paradigma, y devuelve a la persona un bloqueo en su capacidad de recibir de la fuente inagotable del Universo.
En estos tiempos de crisis estructural y transformación, de cambio de paradigmas, se están produciendo muchos procesos a la vez, todos significativos e interelacionados. Uno de los cambios que están teniendo lugar se está dando en la relación entre la espiritualidad y la economía, entre lo “espiritual” y el dinero.
Para comprender todo esto primero es necesario hacer una distinción básica entre espiritualidad y religión, ya que no es exactamente lo mismo (ampliar). Ahora una espiritualidad aconfesional, libre, abierta y no dogmática está aflorando en distintas formas, y necesita los medios adecuados para que quienes la sirven o difunden tengan condiciones de dignidad tanto en lo personal como en los lugares donde se realiza. Estas “nuevas” vías tienen que buscar su propios recursos, en la forma habitual, servicio y contraprestación, a diferencia de la religión tradicional, que recibe ayudas económicas públicas además de donaciones privadas, y que posee además un amplio patrimonio inmobiliario.
Existen múltiples ideas erróneas sobre la relación economía/espiritualidad, y sobre el propio dinero. Se le considera la raíz del mal, y sin embargo se le desea. Si a alguien le va bien haciendo algo positivo, inmediatamente cae sobre sospecha. Los pensamientos son activadores, así que si se piensa que el dinero es algo malo, y a la vez uno pretende ser “bueno”…se puede observar el conflicto latente. Ambivalencia sobre el dinero, parte de la persona lo rechaza, y otra parte lamenta no tener suficiente. El Universo recibe dos mensajes opuestos.
El viejo paradigma decía que para ser verdaderamente espiritual y realizarte debes negarte a ti mismo, y sacrificar tu bienestar físico y riqueza, que el dinero es la raíz del mal. Si renuncias podrás ser recompensado más tarde, (en el cielo…). Pero hay que ver la realidad. Hay pobres, «clase media» y ricos de todo tipo. El dinero es neutro. La riqueza o la falta de ella no hace a las personas. La clave es la relación que tienes con lo que tienes, libre de apego o no, no cuánto tienes.
(Devin / Jelaila Starr)