Zona de confort y más allá de ella

Cómo se construye el sistema de creencias que nos mantiene en este bastión de la zona de confort?

Los expertos son claros: la zona de confort es un círculo de contextos, conductas, personas, creencias o tareas entre las que una persona se encuentra cómoda. Porque las conoce, esa sensación de familiaridad aporta seguridad y tranquilidad, en resumen, confort. Sin embargo, hay ocasiones -no todas- en las que la zona de confort no es sana, no contribuye al crecimiento o al desarrollo de una persona y ahí comienzan los problemas. “Si, por ejemplo, una persona desarrolla su trabajo en la llamada zona de confort y conocer ese trabajo, dominarlo y ejecutarlo con seguridad no le genera ningún problema consciente que desequilibre su sentir pero, al mismo tiempo no está satisfecha consigo misma, es posible que esa zona de confort se convierta, a la larga, en una zona incómoda. Si a esa persona, que aparentemente no se encuentra en la zona de confort, le ofrecieran una promoción buena para su desarrollo y decidiera no aceptarlo, solo sabríamos si rechaza el puesto por encontrarse en la zona de confort o por otros motivos indagando cómo ha sido su elección: “No promocionarse no necesariamente es algo insano. Si la persona lo valora, lo rechaza y se siente bien y está tranquila con la decisión tomada no habría ningún problema. El problema vendría -y la zona de confort habría actuado- si tras tomar la decisión, la persona se encontrara intranquila, inquieta no del todo conforme consigo misma. La clave está en averiguar si nuestra decisión está motivada por la libertad de elección o por el miedo al cambio”


A Jennifer Aniston le costó salir de su zona de confort en forma de comedias románticas. Cuando lo hizo, con Cake (2014), se ganó una nominación al Globo de Oro. El miedo es lo único que nos ata la zona de confort

No se trata de pánico o terror, sino de cierta inseguridad, intranquilidad, un malestar que tenemos “antes de un viaje a un lugar al que no hemos ido antes o donde desconocemos el idioma”. Normalmente, , para mantenernos en la zona de confort elaboramos todo un sistema de justificaciones y creencias que pueden sonar muy coherentes, y que actúan como una aspirina hasta que la persona es noble consigo misma y es capaz de admitir que en realidad esas creencias, esos argumentos no son los que le atan a la zona de confort sino el miedo que tiene a salir de la misma.

A partir de ahí cada quien elaborará sus razones  o “mentiras” para quedarse en lugar “seguro”. Se trata de argumentos muy valorados socialmente como por ejemplo la familia. Es decir, no voy a aceptar ese trabajo nuevo porque me impedirá pasar tiempo con mi familia. Otras veces será el dicho de que “la vida son cuatro días y no merece la pena embarcarse en lo que sea”. Lo único relevante es saber que, si hay malestar, todo eso son justificaciones para no cambiar lo que nos convendría cambiar o lo que es peor aún, lo que profundamente queremos cambiar.

¿Factores clave? Circunstancias y personalidad: La zona de confort se asocia con el pensamiento conservador y en la batalla para superarla intervienen, esencialmente, dos factores: “Por una lado está la personalidad y por otro las circunstancias. Un duelo, una separación o un despido son circunstancias que te sacan de tu zona de confort involuntariamente, sin que tú lo elijas, lo gestionarás mejor o peor, pero ya estás fuera. Y por otro lado está la manera en la que hayas aprendido a responder ante la vida. Hay personas que responden desde el reto, desde la consecución de objetivos pero otros viven sin plantearse abandonar sus certezas y seguridades. Generalmente, el miedo al fracaso está detrás de esta forma de ser..

A partir de aquí, las excusas o que elaboramos son de toda índole: “nos decimos a nosotros mismos y a los demás que ya hemos conseguido mucho, que estamos bien donde estamos, que ya hemos llegado donde queríamos, que queremos estar tranquilos, que no tenemos tiempo… pero lo que no nos decimos es algo que también sabemos y es que el que no arriesga puede que no pierda nada, pero tampoco va a ganar”.

De hecho, la traída y llevada zona de confort es un concepto recurrente en el mundo de los negocios. Hay empresas como la Transformateca, liderada por Franck Scipion que centran sus servicios en enseñar a los emprendedores a salir de esa zona que es confortable pero no es positiva.  Desde esta aceleradora de empresas, entienden la expresión como “la forma en la que actuamos y nos mantenemos porque nos resulta cómodo, porque no nos da miedo y porque no nos obliga a enfrentarnos con lo desconocido. Son los círculos que funcionan pero que si no se superan harán estancarse cualquier negocio”. Nos lo explica uno de los miembros de su equipo formativo, Borja Navarro, que también nos cuenta que “derribar los muros de la zona de confort” es la primera tarea que realizan con cada nuevo cliente y han tenido “miles”, porque es, precisamente, “el factor que frena los negocios”, enfatiza.

Las mentiras que nos contamos para quedarnos en nuestra zona de confort
La zona de confort genera un sistema de creencias, actitudes y conductas interdependientes que retroalimentan el discurso (y por tanto la acción) del ocupante de la zona de confort

1. “No valgo. No tengo experiencia. No tengo suficiente formación. No soy conocido”: Es el llamado síndrome del impostor en cualquiera de sus variantes. y desmontarlo es tan sencillo como “dejar de compararnos con las referencias de nuestro sector y compararnos con los novatos. El síndrome del impostor también se combate pensando que lo que uno sabe es suficiente para ayudar a otros, ese es un buen argumento del que tirar porque ayudar a otros siempre ayuda en la propia evolución”.

2. “Tiene que estar perfecto”: El perfeccionismo es otro gran aliado de la zona de confort precisamente porque cometer errores forma parte de salir de ella. “Venimos de un sistema educativo en el que los errores se ven como un fracaso y no como una oportunidad de aprendizaje así que pocas personas se atreven.

3. “No quiero exponerme”: El famoso miedo al éxito. “Habitualmente vemos que muchos emprendedores tienen ideas estupendas, sueñan con ellas, las cuentan pero, a la hora de ponerse a actuar no están cómodos. El sueño, el plan les resulta cómodo, la acción no. De nuevo es la zona de confort la que está ganando el pulso. Hay que exponerse para salir de ella y no es sencillo.

4. “Estoy muy ocupado”: Otra trampa habitual que se da en el mundo de la empresa y que puede extrapolarse a la esfera personal “tendemos a aplazar decisiones, somos perezosos para hacer cosas nuevas. Nos mantenemos atareados con asuntos que no son importantes para no afrontar lo que es útil e importante para que un proyecto avance y así, hemos estado ocupados pero no hemos sido productivos”.  

5. “Ya he conseguido mucho”: El conformismo es otro freno que “se retroalimenta con los dos anteriores. Tendemos a ser reactivos en lugar de proactivos algo que no nos permite avanzar porque reaccionar cuando llega el problema es haberse quedado en la zona de confort”. (Navarro)

“Todo lo que esperas y deseas está al otro lado de tu zona de confort”


Para qué salir de la
zona de confort? Consideraciones que motivan:

1. Te hará más fuerte
como persona:
Tu desarrollo personal empieza aquí, así que piensa
en eso que te motiva,

2. Te hará ser más creativo.: conocer nuevas
opciones y romper con lo rutinario. Un estudio demostró que los
estudiantes que pasaron un semestre fuera de su país tuvieron puntuaciones más
altas en pruebas de creatividad

 “apertura de a la experiencia, rasgo
de personalidad de los individuos que suelen asumir riesgos.

3. Te permitirá ganar autoconfianza: va a tener efectos
positivos en tus creencias de autoeficacia (o autoconfianza), en la percepción que tienes sobre si serás
capaz de alcanzar tus metas. Asociada a pensamientos y aspiraciones positivas
acerca de una conducta exitosa, menor estrés, ansiedad y percepción de amenaza,

4. Te ayudará a seguir con tu desarrollo personal: Si quieres seguir
creciendo superar el miedo al fracaso”
.

5. Conocerás a gente nueva y vivirás nuevas experiencias gratificantes

6. Los nuevos retos pueden hacerte envejecer mejor: ayuda a conservar una buena
agudeza mental

Algunas recomendaciones para
lograrlo:

1. Desafíate y da de
ti:
 no es posible pensar que llegaremos al lugar
que queremos llegar haciendo lo justo

2. Piensa en tu estilo
de hacer las cosas… y actúa en el sentido opuesto

3. Busca cambios
materiales en las cosas que te rodean:
proponerte el objetivo de exponerte a situaciones
novedosas haciendo que los espacios en los que te encuentras sean otros. Anímate a cambiar tu manera de vestir o la
decoración de tu casa, muévete por entornos distintos incluso vete a vivir a
otro lugar, aunque sea un tiempo.

4. Anticipa todas las
excusas que te vas a poner:
inconscientex vas a estar
buscando excusas para no hacerlo.

5. Exponte más a
conocer gente nueva:

¿No te gusta hablar
con la gente? Oblígate a hacerlo,
aunque te sea incómodo. No hace falta que el diálogo sea perfecto, ni
que las personas se lleven la mejor imagen de ti. Actuando con naturalidad todo
fluirá como debe, y será divertido comprobar con qué facilidad pueden funcionar
las interacciones con los demás si no se piensa muy bien lo que es está
diciendo.

6. Haz que tus amigos
y familia cooperen

Si las personas de tu
entorno cercano saben que quieres salir de tu zona de confort, te ayudarán a
lograrlo y quizás te preparan alguna «sorpresa». Del mismo
modo, cuando tomes la iniciativa y emprendas proyectos nuevos y
excitantes, te apoyarán y, probablemente, te mostrarán signos de apoyo o
admiración
, lo cual te servirá como refuerzo.

7. Dale una
oportunidad a tu faceta espiritual

¿Conoces los beneficios de la meditación o de la filosofía Mindfulness? Hay hábitos que consiguen mejorar nuestro estado de ánimo y nos liberan de muchas creencias que nos anclan en nuestra zona de confort. Desarrollar la espiritualidades una de las maneras más prácticas de conseguir un bienestar emocional capaz de acabar con la vida rutinaria..   

(Artículo de fuentes diversas)

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Las actividades que realizamos se realizan fuera de la zona de confort en forma consciente y adecuada para poder aprovechar las experiencias.

 

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