Cuando hay miedo o resistencia a algo o a alguien el yo quiere escapar. Y la mejor manera de escapar es la de convencerte a ti mismo de que el otro está equivocado o de que hay algo malo en él. Ese es el único camino, si te pruebas a ti mismo que el está equivocado. Y podrás encontrar mil y una cosas en un buda que pueden parecer erróneas. Estás cerrando los ojos, estás ciego y tu mente está confusa y agitada. Puedes proyectar así cualquier cosa. Esto sucede también en las relaciones con personas “normales” donde se nos activan las resistencias cuando el conflicto, la intimidad o el compromiso aparecen.
Puedes apreciar a alguien mucho como a Jesús o a Buda, pero si viene y te confronta, no serás capaz de apreciarle en absoluto – puede que incluso vayas luego en contra suya, puede que te conviertas en su enemigo. ¿Por qué? cuando lees un libro sobre Buda, todo está muy bien, el libro está en tu mano. Pero cuando un buda vivo te confronta, el no está en tu mano, no lo puedes controlar
Se llama resistencias en psicoterapia a todo el conjunto de excusas que la persona interpone para evitar trabajar, expresar o mostrar su realidad no aceptada. Todo aquello que utiliza para ocultar, no aceptar o no trabajar su proceso. Entre esas resistencias, una habitual es la proyección, para defenderme ante el “peligro” decido o me creo que el problema es el otro.
Es fácil admirar, reconocer y no tener nada en contra de grandes seres en la distancia, como Jesús, Buda, etc…pero si estuvieran cerca y te dijeran cosas sobre ti que no quieres oir, reconocer o aceptar….no te sería tan fácil…y quizás tu mente les echaría abajo con alguna “buena” razón. En los libros, en la lejanía, es muy fácil, admirar, aceptar al otro. Pero cuando el sabio, el maestro, esa misma persona, aparece en tu vida, y la ves de cerca, tu mente es capaz de perderse y crear cualquier disculpa, idea, creencia o excusa para descalificarle y así poder “salvarte” o escapar. Especialmente si como muchas veces es necesario, el sabio no nos adula sino que nos confronta y nos pone de cara a la realidad, aunque esto sea incómodo. Comprende por tanto, cuanto te cuesta reconocer a otros que tienes cerca, perdiéndote en las formas, en sus energías o en sus apariencias. La opción más sabia es ir a la esencia, y la prueba iniciática para ello, es ser capaz de transcender las formas de la personalidad externa propia y ajena.
Mucha gente inicialmente admira, reconoce o hasta idolatra a quienes les muestran ciertos caminos, pero después del “enamoramiento” o de la proximidad, cuando aparece el compromiso, la relación más estable o la intimidad, deciden que no sirven. La mente, el ego son especialistas en crear las “razones” o excusas necesarias para escapar de quienes consideren una amenaza o peligro, algo o alguien que les confronte y les haga ver lo que no quieren ver o trabajar. Entonces aparece la tentación a la proyección “yo no soy el problema, es él; yo estoy bien, él o eso me amenaza…”. O simplemente se descalifica desde la “razón” o la moral a la otra persona, para que el ego se sienta superior y así poder evitar lo que teme. Sólo hay miedo en la mente. Sólo el ego se ofende.
Es necesario un gran discernimiento, honestidad y sinceridad para poder darse cuenta de ese proceso. Requiere ser objetivo sobre uno mismo, lo que no es fácil. Por eso es tan recomendable la perspectiva que nos puede dar otra persona sobre nosotros mismos. Algunas personas se permiten pensar y decir muchas cosas y no aceptan lo mismo para ellas. Su nivel de susceptibilidad o de miedo es elevado y no escuchan ni reciben los mensajes más importantes. El feedback o comentarios sinceros de las personas que nos rodean es muy valioso, pero debe incluir también lo que les cuesta o no les gusta, lo que observan realmente en nosotros. Y debe suceder no solo con los «nuestros» o incondicionales sino también y en especial, con personas con las que hemos tenido un conflicto. Es muy recomendable el trabajo en este área con algún profesional, un terapeuta o guía, etc, una persona con preparación, práctica y calidad humana suficiente.
En todo caso recomendamos la lectura del artículo «Críticas propias y ajenas. Perspectiva y conciencia»
Aunque hay muchos ríos, son sólo uno en el océano.
Aunque hay muchas mentiras, una verdad las conquistará a todas.
Cuando un Sol aparece, la obscuridad, por profunda que sea, desaparecerá.